domingo, 24 de mayo de 2015
El poema que pondré a continuación no es de mi autoría; ha sido traducido por mí desde su idioma original. La razón de esto fue que las traducciones que he leído anteriormente me han dejado completamente insatisfecho.
DOS AMORES
Autor: Alfred Douglas
Soñé que me encontraba en una pequeña
colina,
Y a mis pies había un suelo semejante
a un jardín de residuos,
Floreciendo a voluntad con pétalos y
espinas.
Veía lagos que soñaban en negro y sin
variables,
Había lirios blancos, sólo unos
cuantos, y azafranes y violetas pálidas tirando a púrpura, con forma de
serpientes ajedrezadas.
En la escasa vista sobre la hierba
espesa, y a través de redes verdes,
Ojos azules y de tímida mirada,
guiñaron al sol,
Y allí brotaron curiosas flores,
antes desconocidas,
Flores teñidas por la luz de la luna,
O por los humores caprichosos propios
de la naturaleza,
Y aquí, a uno que ha bebido del tono
transitorio en un momento breve, de una puesta de sol;
Cuchillas de hierba, que en cien manantiales
fueron lenta, pero exquisitamente alimentadas por las estrellas, y regadas con
el largo y ahuecado rocío de los lirios,
Y con los rayos del sol, que sólo
habían sido advertidos por la gloria de dios,
Pues nunca un amanecer ha estropeado
el luminoso aire del cielo.
Más allá, abruptamente; un muro gris
de piedra se levantó envuelto en un vasto musgo aterciopelado,
Yo duré largo tiempo inmerso,
contemplando aquel glauco jardín,
Sorprendido por hallarme en un lugar
tan extraño y dulce, pero tan justo.
Así estaba aún, de pie y embelesado,
cuando a través del campo se asomó un joven:
Llevaba una mano alzada para cubrirse
del sol,
Su cabello sacudido estaba revuelto
con flores, y con su otra mano cargaba un racimo de uvas gloriosas,
Sus ojos eran claros como el cristal,
Su cuerpo desnudo y blanco; como la
nieve de una montaña congelada y sin caminos.
Tenía labios tan rojos, como el tinte
de un vino derramado sobre suelo de mármol; su frente era calcedonia.
Él se acercó a mí y atrapó mi mano, y
besó mi boca con sus labios amables y entreabiertos,
Y dándome uvas para comer me dijo:
“Dulce amigo, ven; yo te mostraré
tres sombras del mundo e imágenes de la vida. Mira como desde el sur viene la
pálida ostentación que nunca tiene fin.”
Y aquí, en el jardín de mis sueños,
vi a dos jóvenes caminando en una llanura brillante de luz dorada,
Uno parecía alegre, vital y
radiante,
Un dulce estribillo emanaban sus
labios;
Canturreaba sobre hermosas damas, y
sobre el gozoso amor de un chico y una chica,
Sus ojos resplandecían, y en medio de
las espadas del forraje dorado, sus pies danzaron en un viaje de alegría.
Con su mano sostenía un laúd de
marfil con cuerdas de oro, que semejaban cabellos de doncella,
Y cantaba con la voz tan melodiosa de
una flauta; tres cadenas de rosas rodeaban su cuello.
Pero el que venía a su lado,
avanzando con angustia,
Estaba lleno de dulzura y de honda
tristeza, y sus grandes ojos, repletos de un brillo maravilloso que lo
contemplaba todo,
Él suspiraba con tantos suspiros que
me conmovió.
Era de mejillas pálidas y blancas
como lirios,
Sus labios tan rojos parecían
amapolas heladas.
De pronto, sus manos apretadas en
puños se aflojaron,
Y su cabeza fue coronada con flores
de luna, pálidas como los labios de la muerte.
Vestía una túnica de color púrpura
estallante, labrada con el emblema dorado de una gran serpiente, cuyo aliento
semejaba una llama viva de fuego.
Cuando yo vi esto, caí en un profundo
llanto, y grité: “Dulce joven, dime ¿por qué, triste y suspirando, vagas por
estos apacibles lugares? te ruego dime la verdad, ¿cuál es tu nombre?”
Y su respuesta fue: “Mi nombre es
Amor.”
Pero inmediatamente, el primero se
dio la vuelta hacia mí y gritó:
“Él miente, porque su verdadero
nombre es Vergüenza, pero yo soy Amor, y estaba acostumbrado a estar solo en
este bello jardín, hasta que él vino sin ser llamado durante la noche; yo soy
el verdadero amor, yo lleno los corazones de él y de ella con un fuego mutuo.”
Después, suspirando, dijo el otro:
“Entonces permíteme que me presente, yo soy aquel amor que no se atreve a decir
su nombre.”
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