jueves, 10 de julio de 2014
Ya no juego con el mar, ni con los tantos goteos, ya no
pienso en palabras punzantes, ya no siento al estirarme un quebrar de venas,
Cuando me convenzo perdido, de estar enamorado, soy tan
convulso y decidido, que me arrojo al arroyo, me aviento al cielo, me caigo al
prado, rodando.
Ya no me caigo como viejo, ni me levanto como humano, en el
alborotado avance,
Trémulo, perdido, como una sombra deshecha sin abrigo.
Ya la luz alborotada, me busca, y no el clamar de los otros
gritos, ni de las propias canciones,
Pero en los ríos de goma, de goma de ideas, no desconozco mi
propio amor olvidado,
No contradigo mi sentir perdido, me tropiezo, y me desmorono
en mí mismo.
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