jueves, 17 de julio de 2014
Un destello tenue, de calor abrasivo,
Un suspiro fortuito de mi amor por el tuyo,
Un cosquilleo gracioso entre mi cuerpo sensible
Y el tuyo, adormecido, acariciado entre plumas impares.
Varias formas inmensas, de yertas yerbas vacilantes,
Justo como el sol que quema sin furia ni acierto,
Uno que chilla, y otro que ríe, tumbados, bajo la sombra de
un gran espasmo,
La abundancia que fulmina el roce, creciente, nerviosa,
Y un tintero de cumplidos vacíos, que no provocan nada.
Una planta crece envolviendo todo,
La marea, agresiva, que produce espirales de gracias,
Un cierre certero, de doscientas manos llenas, ahogadas y
envueltas.
Y hay otro elocuente desfile de caricias,
Y varios más miraderos de los que brotan sentires,
Solo una pasión, vive inmortal, como para acariciar tus
labios adormecidos.
Pero hay otros gratos vagantes, repletos de locura y
belleza.
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